El lugar de la muerte en la tópica inconsciente

YANKELEVICH Hector


En abril de 1915, seis meses a penas luego del comienzo de la guerra, Freud escribe dos conferencias y las lee en su logia, la B'nai Brith. Llevan el título " Consideraciones actuales sobre la guera y la muerte ". En la segunda de ellas " Nuestra relación a la muerte ", él mismo, que había reconocido que en el momento de declararse la guerra se inclinaba por el triunfo de las potencias de lengua alemana, escribía ahora, en cambio, que esta guerra había producido una " perturbación en nuestra relación a la muerte(...) ". Y añade " (ya que) esta relación no era sincera (kein aufrichtiges) "(1) . (Antes de la guerra) estábamos naturalmente dispuestos a sostener que la muerte es el desenlace inevitable de toda vida, que cada uno le debe una muerte a la Naturaleza y debe estar preparado a saldar esa deuda, en suma, que la muerte es algo natural, innegable (unableugbar) e inevitable . "(2)

Debemos reconocer que Freud, en el segundo de estos ensayos, no nos habla del horror que la guerra suscitó en él, del espectáculo insuportable de una muerte que se ha vuelto cotidiana y omnipresente, ni de la angustia de las noticias del frente donde tiene dos hijos. Más bien, Freud escribe gracias a este cambio brutal e inesperado del marco de la vida de todos los días, de la conmoción profunda que esto le produce. Y descubre en sí mismo, o sea, en la estructura inconsciente, una capa (Stuffe) inanalizada, un estrato hasta ese momento inalcanzado, que desmiente lo que él pensaba, o casi, y lo decepciona, ya que él suponía sostener de modo firme (festgehaltenen Verhältnisses) su relación a la Muerte.

Es por eso que las palabras que usa para introducir su propósito son tan abruptas : " nos sentimos tan ajenos en este mundo, otrora tan bello e íntimo(3) (" ...dass wir uns so befremdet fühlen in dieser einst so schönen und trautren Welt " ).
En realidad, explica Freud, teníamos una tendencia a poner a la muerte de costado(" beiseite zu schieben "), a aliminarla de la vida. Nosotros nos creíamos dispuestos, hasta aquí, a saldar esa deuda, incontestable (" unableugbar " (4)). Pero si no fue siempre así, el hecho es que " nuestra propia muerte no no es representable " (" unvorstellbar ").

Esta relación a la muerte, la nuestra, tiene sin embargo una fuerte eficacia (" hat aber eine starke Wirkung ") sobre nuestra vida. Que se empobrece y pierde interés cuando, en los juegos de la vida no está permitido (" nicht gewagt werden darf ") osar la apuesta más alta (" der höchste Einsatz ") : precisamente, la vida misma. La inclinación a excluir a la muerte de las cuentas de la vida tiene por consecuencia muchos otros renunciamientos y exclusiones.
Dicho de otra manera, se pone a la muerte fuera de las cuentas de la vida, fuera de nuestras pequeñas cuentas de almacenero, la muerte es lo que está fuera de toda cuenta y por consiguiente lo que permite que, de costado, las cosas cuenten, aunque sea nimio. Ahora bien, a fuerza de no contarla, el placer que extraemos de lo que cuenta se empobrece, al punto de no ser ya más digno de ser contado, como si lo que fue, por vez primera y para siempre, excluído de la cuenta se encargara de tomar sobre sí, detrás del telón, todo el valor, pero sin que esto nos sea representable. Porque ella es aquello sin lo cual nada cuenta. Freud, finalmente, buen contador, nos señala simplemente que aquello con lo que se cuenta, lo que está inscripto en la columna " Haber ", desde el comienzo mismo, no puede no tener su equivalencia correspondiente en la columna " Debe ". Toda la cuestión, finalmente, se resume al estatuto que le damos a esta simple línea vertical, a la barra que separa las dos columnas, a la distancia y a la naturaleza de la distancia puesta entre las dos. Como si no quisiéramos saber algo que nos parecería, si nos fuera dicho, súbitamente incontestable, unableugbar, sin pensar de ninguna manera a desmentirlo, aunque quedásemos, un corto instante, desconcertados : que el aporte de fondos del comienzo, siendo en principio el del Otro(5) , está escrito dos veces, como sobre toda escritura contable. Una vez acompañado de un signo +, la otra de un signo - .

No se sería entonces a partir de esto que se podría leer la frase con la que se cierra " El Yo y el Ello " : " la muerte es un concepto abstracto de contenido negativo, para el que no se podría encontrar una correspondencia inconsciente ? ". Si el Inconsciente es el contador ceñudo y minucioso de nuestra vida, si es el que establece de manera cuidadosa la lista exhaustiva de logros y derrotas, de precios pagados y por pagar, no es acaso porque está él mismo en correspondencia con el otro lado de la barra vertical, allí donde est´inscripto para siempre y más allá de cada uno la cifra en negativo de nuestra deuda originaria ? Sabemos, gracias a Freud, que la estructura de discurso del Inconsciente ( lo que lo hace sprechend, hablante) reposa sobre la no-inscripción de nuestra propia muerte como representación inconsciente. Esto permite plantear que la recíproca es pertinente el concepto abstracto de contenido negativo, incontestable y por ende desmentido de nuestra propia muerte tiene como correspondiente (" ent/sprechend ") al Inconsciente como tal.

No pudiendo llenar por la experiencia ese concepto abstracto, o formal -ya que no nos es dado vivir nuestra propia muerte - sólo dándole un contenido negativo(6) es como llegamos, sin representárnoslo, a pensar alrededor de la muerte. Contenido negativo quiere decir simple supresión, o privación, de la vida. Es esta imposibilidad misma de ser llenado por la experiencia que hará que sólo el Inconsciente(7) podrá venir a bordear de representable ese agujero al cual ninguna experiencia permite acceder.


Lacan versus Freud ?


Que el lector nos permita dar un salto de algo más de medio siglo para escuchar uno de los ecos de este ensayo de Freud.
En 1972, en la Universidad de Lovaina, Lacan comenzó una conferencia asestándole a su auditorio los siguientes propósitos : " la muerte (…) pertence al dominio de la fé (…) Vds. Tienen razón en créer que van a morir (…) eso los sostiene (…) si Vds. No lo creyeran, podrían soportar la vida ? (…) apoyados sólidamente en esa certeza (…) sin embargo sólo es un acto de fé (…) ya que no estamos seguros (…) Acaso… no habría alguien que viva ciento cincuenta años ? (…) Es allí que la fé retoma fuerza (…) " . (8)

Leyendo, u oyendo estas palabras nadie podrá dejar de sentir un sobresalto, y mayúsculo, ya que inmediatamente surgirá en su memoria una frase de Freud, más que famosa, escrita en el ensayo que comentábamos en el punto anterior, y que no citamos hasta ahora adrede, por la resonancia extraña que toman, respecto de ella, las palabras de Lacan. La frase dice : " Nadie, en el fondo, cree en su propia muerte(" Im Grunde, glaube niemand an seinen eigenen Tod " ) o, lo que es lo mismo, en el Inconsciente cada uno de nosotros está persuadido de su propia inmortalidad " (9).

Es claro que Lacan construyó su propósito para desconcertarnos ; es más, podemos vernos asaltados por la duda : Lacan está oponiéndose a Freud en un tema que es un punto nodal del psicoanálisis, y si así lo fuera, porqué ?

Para comenzar, Lacan ubica la muerte en el orden de discurso : " dominio de la fé " hace referencia aquí a las religiones monoteistas y en particular al cristianismo. Ahora bien, su enunciación, y esto es audible, es totalmente irónica. A partir de lo cual se desliza de " fé " a " creencia " pasando de lo que se dirige al Otro -la fé, la fidelitas - a lo que queda del lado del sujeto -la creencia-. Creencia en la propia muerte, que permite soportar la vida. Pero, sin avisarnos, Lacan introduce un término freudiano, aunque poco usado, la certeza, " Gewißheit " para pasar enseguida a un sintagma lacaniano 'acto de fé' y volver a caer blandamente en la incertidumbre : " no estamos seguros ". Luego, con un pequeño movimiento de cabeza la fé hace de nuevosu retorno.

Hay parejas de palabras que van siempre juntas, por ejemplo 'créer'/'no estamos seguros'. Su lazo es, incontestablemente…el desmentido (la Verleugnung). " Lo que yo creo, que voy a morir, y bien…no habría al menos uno que… ? Enfín, no estoy seguro ". El sujeto no puede mantenerse en la certeza(10) , no puede apoyarse sólidamente, soldarse, salvo en la psicosis, es cierto, pero con un status diferente. Por otro lado, la relación interna de la pareja fé/creencia -que no existe en alemán, que sólo posee un término Glauben - está también comandada por el funcionamiento del desmentido. Es por ello que Lacan crea un significante nuevo, acto de fé, que viene a ocupar el lugar de lo que la certeza no puede sostener en el tiempo : un franqueamiento permanente de la barra de división que separa el " Haber " del " Debe " de nuestras cuentas con la vida. Acto de fé que pareciera ser la mejor traducción que Lacan haya encontrado para la divisa freudiana " Créer en el Inconsciente ". Imposible de manera permanente.

Así, esta doble relación : de no creencia en lo que se sabe y de incertidumbre en lo que se cree ubica a la muerte en un lugar privilegiado tanto en la tópica freudiana como en la lógica de Lacan. Este reconocimiento desmentido que es el privilegio de la muerte -propia- le da a la vez un parentesco estructural con la diferencia de los sexos y la castración, pero también con la traza enigmática del padre muerto.
Es en este sitio que nace en el recorrido de la obra de Freud un anudamiento invisible y a la vez tejido con hilo rojo que, pasando por la identificación primordial, encontrará su acabamiento en el trabajo sobre la Ichspaltung, sobre la divisón del sujeto. Es aquí mismo, sobre lo irrepresentable de nuestra propia muerte que es preciso buscar el argumento lógico en el origen del sismo que conmovió la primera tópica preparando, con la traza de la muerte del padre, el advenimiento de la pulsión de muerte. La cual, por la violencia de su entrada en escena teórica ocultó de modo duradero los instrumentos metapsicológicos que preparaban su advenimiento.

Tendríamos que concluír, al menos provisoriamente, que salvo por la sorpresa erística, Lacan no se opone a Freud, aunque es cierto que introduce una novedad : en la interpretación del sueño que concluye las " Formulaciones sobre los dos Principios… "(11)" Estaba muerto…pero no lo sabía ", Freud intercala " según su deseo " fundando el psicoanálisis sobre el Padre Muerto. Lacan lee el " El ", el sujeto tácito que comienza la frase como el único modo que posee el sujeto hablante de designar el lugar desde donde habla, sin poder reconocerlo nunca como tal .(12)

  1. Sigmund Freud, Zeitgemässes über Krieg und Tot (1915), Studienausgabe, IX, Fischerverlag, página 49.
  2. Sigmund Freud, De guerra y muerte. Temas de actualidad (1915).Obras Completas, Tomo XIV. Amorrortu Editortes.No seguimos la traducción de modo fiel. Cada vez que la modifiquemos daremos cuenta del término en alemán.
  3. La traducción española da traut como familiar, anticipando la introducción de la Inquietante Extrañeza, de lo Siniestro. Ya que Freud usa esa palabra, démosle su especificidad. Lo íntimo no sólo es el anverso del mundo, sino lo que nos permite investirlo.
  4. Este término, que signfica indenegable, incontestable, está formado sobre la raíz leugnen, lo que daría, traducido literalmente, " no desmentible ".
  5. Hay otro aporte de fondos, el del sujeto ; pero éste le es, en principio y en general, mucho más opaco al neurótico en análisis. Una vida, desde este punto de vista, es la lectura hecha tanto de interpretaciones como de actos, de la deuda que uno ha contraído también consigo mismo. La experiencia analítica prueba que muchas veces es indispensable recontraer esa deuda para con un Otro.
  6. Nos parece probable que empleando esta fórmula, luego tan conocida, Freud utilizaba palabras que vienen directamente de la filosofía de Kant, particularmente de su opúsculo de 1763 " Ensayo para introducir en filosofía el concepto de magnitud negativa ". Allí Kant demuestra la diferencia entre oposición lógica y oposición real. Escribe, por ejemplo " llamo al displacer un placer negativo, al odio un amor negativo…toda muerte un nacimiento negativo " pp. 32 y 42, Vrin, Paris, 1980.
  7. Cuyas representaciones son irrepresentables.
  8. " Lacan parle " Conférence à l'Université de Louvain du 13 octobre 1972, " Lacan en Belgique ", AFI. La traducción es nuestra HY.
  9. Freud, De guerra y muerte, ibidem.
  10. En la medida en que él es la certeza, el sujeto del Inconsciente la tiene, si, pero de nada=0. Esto obliga a que el recurso a la creencia sea un pasaje obligado. Esta última viene a suplir lo que la certeza no puede tener como objeto.
  11. En Résultats, recherches, problèmes, tomo I, PUF, Paris. Studienausgabe, III, pp.12-24. Obras Completas, XII, Amorrortu, Buenos Aires.
  12. Es imposible que alguien pueda sostenerse -el tiempo de un sueño ? - en la estructura del lenguaje reconociéndose al mismo tiempo en el lugar del muerto, lugar necesario para poder hablar, pero irreconocible, justamente, por el hecho de hablar. En general levantamos un muro, a veces infranqueable entre el saber producido por la incorporación del lenguaje y la certeza imposible. Tendríamos que decir, también, que no producimos un saber suficiente a partir de nuestros franqueos del muro, del lado de la certeza.