Verdad desencadenada e inconsciente

VILLAGRA Elsa


Aquel que me interroga,
sabe también leerme.
Jacques Lacan


De la verdad sólo sabemos algo cuando se desencadena.
Pero: ¿desde dónde se interroga la verdad? se pregunta Lacan, poco antes de enunciar esta afirmación.(1)
La articulación de estas dos cuestiones será el eje que propongo trabajar para ubicar la pregunta sobre la posición del analista y su operatoria.


Si el analista es aquél que ocupa -contingentemente- el lugar de semblante de objeto a ¿qué conexión podemos establecer entre ese lugar y la verdad desencadenada en un análisis?.
Trataré de plantear algunos problemas como modo de aproximar una respuesta.

Entiendo que, pensar al semblante como una forma interrogativa provoca la resonancia de una pregunta fundamental que hace a la estructura del sujeto: ¿Qué me quiere?, fórmula que cuestiona su lugar en el Deseo del Otro. En esta línea, es el analista quien sostiene la puesta en tensión del Che vuoi? a lo largo de un análisis.

En su Escrito :"La subversión del sujeto...", Lacan introduce esta pregunta en el marco de otras dos interrogaciones, que se muestran secundarias a respuestas ya existentes:
¿De qué frasco es este el abridor?
¿De qué respuesta, el significante clave universal?

Recordar este texto, tiene el sentido de ubicar al "¿Qué me quiere?" como el modo de desmontar con esta pregunta, las respuestas que el sujeto ya se ha dado, cuando se nos presenta al demandar un análisis, a saber: el yo que desconoce, el síntoma que cojea y el fantasma que vacila. Todas ellas son instancias donde la verdad se dice a medias, como siempre.


(1) 4 ª clase del Seminario 18 "D'un discours qui ne serait pas du semblant"
¿Cómo opera entonces el analista que hace que resuene en sus intervenciones esta pregunta fundamental?

El modo paradojal, oracular, por el equívoco, serán algunos de sus recursos, no engordando al síntoma de sentido sino apuntando en su decir a la hiancia, al intervalo en la cadena significante.

Si el síntoma constituye esa anomalía en la que consiste el goce fálico, de esta relación con el goce el sujeto se queja pero la desconoce. Esta queja es una de las formas en que la verdad se encadena.
Del modo en que intevengamos ante ella, dependerá que le demos más consistencia -en otras palabras que la cadena se consolide- o que el sinsentido cause su ruptura y por lo tanto sorprenda, ya que la verdad no se hace reconocer, sino sorprendiendo.

Al ocupar el analista el lugar de semblante de objeto a, se invierte la fórmula fantasmática, parte superior del matema del discurso analítico. Ocupa entonces el lugar de objeto causa de deseo, que barra al sujeto promoviendo así la caída de los significantes amo. Adviene el discurso histérico, cuyo agente es el S barrado, el analizante.
Se despliega de esta manera una clínica que articula el fantasma con el significante.

Quisiera retomar ahora lo relativo al modo oracular de intervención del analista, para luego abordar los otros modos, paradojal y por el equívoco, ya que hacen a la puesta en juego del A tachado, como portador de una falta fundamental que ocasiona su forma interrogativa.

El modo oracular está causado por una temporalidad retroactiva que condiciona a la operación del analista. El inconsciente al desistirse testimonia que no consiste sino en él. Es puro corte y se revela en el tiempo fulgurante en que es efectuado, en que se desvanece. Su temporalidad es lo que "habrá sido" inconsciente, el futuro anterior. Apertura y cierre, se anticipa al eclipsarse.


Pensemos ahora en las implicancias de la intervención por el equívoco. Su fundamento está en la estofa misma de la que está hecho el inconsciente.

Lacan dice que el inconsciente es un savoir faire con lalangue. Que la interpretación opere con el equívoco -lógico, gramatical u homofónico- ocasionará la pérdida de goce que lalangue civiliza.

El decir a medias de la interpretación es correlativo de la verdad medio-dicha y de la evanescencia del inconsciente.

El chiste nos muestra, y de alguna manera es paradigmático, de que lo que se dice a partir del inconsciente participa del equívoco, porque en él se produce la equivalencia del sonido y el sentido. En esta misma línea, podemos ubicar los juegos de palabras en la escritura poética.


Seguramente es posible establecer una conexión entre el equívoco desde el punto de vista lógico y el modo paradojal de interpretación. Lacan hace un despliegue ocurrente, luminoso, para pensar esta cuestión.
Se plantea -en este seminario- un supuesto diálogo entre el público a quien se dirige y la verdad, remitiéndose a Las metamatemáticas de Lorensen.
Cito: "No es verdad verdadera- le digo a la Verdad- que digas la verdad y que mientas al mismo tiempo. La Verdad puede responder muchas cosas... Ella dice: "Digo la verdad". Ustedes responden: "Yo no te lo hago decir".
" Entonces para joderlos ella les dice "Miento" a lo que ustedes responden: "Gané, sé que te contradices". Eso no tiene más alcance.
Que el inconsciente diga la verdad y que mienta, en él se puede sostener perfectamente. Simplemente les corresponde a ustedes saberlo." (hasta aquí, la cita de Lacan)


Más adelante dice que la verdad se niega y que siempre estamos en contacto con eso en un análisis. Y agrega: "Dicho de otra manera eso me deja deseando, me deja en posición de demandante, ya que me equivoco cuando pienso que soy restaurador de una verdad... que sólo se puede reconocer a título de desencadenador. Ustedes hacen ver de qué desencadenamiento participan".

Concluyamos entonces: no se trata de restaurar una verdad, ya que esto implicaría una verdad que pudiera decirse toda.

Las intervenciones del analista operarán con una verdad a medias, con un decir sesgado como el "no te lo hago decir" a la vez que se promueve que se diga.

Es la paradoja, el modo oracular y equívoco, el juego con el sinsentido, enigmático, que hace a la operación analítica.

Que el analista forme parte del concepto de inconsciente, implica justamente, que opere con sus mismas leyes.

" Es en tanto que una interpretación justa extingue el síntoma -dice Lacan - que una verdad se especifica por ser poética".


Así como Erasmo en su Elogio, hace hablar a la locura en primera persona -diciendo con lucidez muchas corduras- Lacan hace hablar a la verdad de la misma manera, diciendo mentiras que afirman la verdad.

Bibliografía consultada:
-Seminarios: 17,18,20 y 24 -
-La subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano
-La Tercera
(Textos de Jacques Lacan)