IDEAS PLATÓNICAS SZPIRKO Jean ¿ Cómo comprender que un hombre teniendo " buena reputación
", inventor de un sistema de coloración que permite poner
en evidencia las fibras nerviosas, y sobre todo habiendo contribuído
con Carl Koller en el descubrimiento de las propiedades anestésicas
de la cocaína, abriendo asi nuevas perspectivas en la investigación
y en la cirujía o cómo comprender que este hombre, preocupado
por hacerse un nombre en la sociedad antisemita de su tiempo, llegue a
escribir libros sobre cosas irrisorias como los sueños, los actos
fallidos, los lapsus y los chistes más o menos picantes sacados
del folklore judío ? Un término importante que deseo situar en primer término
en la introducción de este texto es el verbo " comprender
". Este verbo es, en efecto, un " leitmotiv " que vuelve
constantemente, cada vez que un humano habla, dirigiendose a un "
interlocutor " más o menos imparcial, del cual espera, como
mínimo, un eco, una suerte de aquiescencia aunque sea silenciosa
: " ¿ usted me comprende, no es verdad ? ". Intentaré,
a partir de este verbo, formular una breve argumentación para ilustrar
como, en la actualidad, " el malestar en la civilización "
está sostenido por una concepción neo-platónica del
mundo que se opone radicalmente a la lectura freudiana revisada por Lacan. Existe una relativa incompatibilidad entre los registros de razonamiento
y los de las creencias. Estas últimas están ilusoriamente
repartidas por todos en un no-dicho implícito que hace figura de
evidencia. Cuando estas " evidencias " son puestas en falta,
entre los diferentes remedios considerados, se puede contar con las seducciones
ofrecidas por ceremonias, sermones, debates que movilizan las emociones
o bien los razonamientos en los cuales sobresalen las disciplinas que
aspiran al status de " ciencia ". Cada humano es titular de una concepción del mundo bajo el abrigo
de una religión más o menos reputada o repartida de las
cuales ni las ciencias ni el psicoanálisis están excluídas.
En las ciencias, donde el verbo " observar " tiene una plaza privilegiada, la observación no es posible más que convocando permanentemente las referencias adquiridas, las nominaciones sin las cuales no habría nada a ver. Todo descubrimiento no deviene " observable " más que por el medio de nominaciones en el marco de una disciplina específica que le ofrece el lugar de una inscripción y de una transmisión en espera de complementos, gradaciones y de críticas. Todo concepto no existe más que en el campo del lenguaje o de la escritura : sin palabras para explicar sus combinaciones, las ecuaciones o las fórmulas serían indecifrables. Según Platón las sombras son una alegoría del lenguaje.
Aplicando al " mito de la caverna " la lectura al revés
de lo que propone Levi-Strauss a propósito de otros mitos nosotros
podemos coger cómo puede nacer la idea de una Idea, a partir de
la incapacidad donde se encuentran los hombres para decir exactamente
lo que ellos querrían sin renunciar, sin embargo, a la esperanza
de llegar a conseguirlo un día. Las líneas de perspectiva
de la palabra convergen hacia un punto en el infinito. En este lugar arbitrario
a la vez simbólico e imaginario, dos términos se confunden
: la Idea y el Ser, a los cuales nadie tiene acceso. Dicho de otra manera,
la Idea no preexiste a una enunciación, ella está producida
por la incapacidad específica del lenguaje para cernirla, para
dominarla, en el movimiento del decir. Ella es, como el lenguaje, descendiente
de una falta sin cesar en la búsqueda de un Grial al cual nadie
renuncia sin pena. Hacer del psicoanálisis una disciplina obsoleta permite preservar
la ignorancia del perpetuo desmentido que ella opone a los promotores
de las nuevas religiones : new age, cientificismo, liberalismo, comunismo,
a los " buenos sentimientos " que desconocen la ambigüedad
de los ideales, como, por ejemplo, el racismo en acto en nombre de un
semblante de tolerancia presentada como un " derecho a la diferencia
". Renunciar a esta ilusión implica asumir una cierta relación con la falta por la cual el deseo se deduce como una idea que las obras de los psicoanalistas buscan cernir sin consideración, a veces, de las conveniencias. En este reconocimiento de una ideología en la civilización que se refiere a las concepciones neo-platónicas, el psicoanálisis ofrece la ocasión de otra lectura. Que los cientistas convoquen - sin nombrarlos y sin duda sin saberlo - a Platón para resistir a Freud, es una operación que comporta algunos sabores dolorosos, adecuados para reforzar la agudeza de una mirada sobre la actualidad. (1) Por Platón, las Ideas se quededarían inasequibles.
|