Notes de lecture Héctor Yankelevich lee a la muerte
en un lugar privilegiado, dado su reconocimiento desmentido, lo que la emparienta
con la diferencia de los sexos, la castración y la traza del padre muerto.
Analizando la no representación inconsciente de la misma, en la obra freudiana,
encuentra "el argumento lógico en el origen del sismo que conmovió
la primera tópica", que con la "traza de la muerte del padre"
prepara el "advenimiento de la pulsión de muerte". Muestra al
respecto su anudamiento con la identificación primordial, cuyo acabamiento
fue el trabajo sobre la división del sujeto. lecture de MANUEL RUBIO
El trabajo de Yankelevich articula el texto de Freud de 1915 "Nuestra relación a la muerte", con una conferencia de Lacan, en 1972, en la Universidad de Lovaina, Bélgica. A partir de la afirmación de Freud: "Nuestra propia muerte no nos es representable", se plantea la eficacia de esta no-inscripción. Así, la muerte es lo que está fuera de toda cuenta y, por consiguiente, lo que permite que las cosas cuenten, ella es aquello sin lo cual nada cuenta. Yankelevich lo plantea en términos contables: todo aquello con lo que se cuenta, columna "Haber", debe tener su equivalencia en la columna "Debe", y que toda la cuestión se resume al estatuto que le damos a esta simple línea vertical, a la barra que separa las dos columnas. Si la muerte se anota en la columna del "Debe", su contrapartida -en la columna "Haber"- es lo inconsciente. Acá están dados los elementos para pensar el lugar de la muerte en la tópica inconsciente. Yankelevich plantea que esta no-inscripción de la muerte es fundante de la tópica inconsciente: "la estructura de discurso del Inconsciente (lo que lo hace hablante) reposa sobre la no-inscripción de nuestra propia muerte como representación inconsciente." Surge de acá que lo Inconsciente -efecto de la constitución subjetiva-, es también efecto de esta no-inscripción ya que "solo el Inconsciente podrá venir a bordear de representable ese agujero al cual ninguna experiencia permite acceder." Me pregunto: ¿Podemos pensar, entonces, el estatuto de esa barra como ético? Al fin de cuenta, si fuéramos sujetos inmortales tendríamos una sola columna, ninguna articulación a ninguna deuda. ¿Es ésta la pretensión de la ciencia actual? De la introducción de la conferencia de Lacan surge el interrogante por el mecanismo de la Verleugnung. Yankelevich afirma que "este reconocimiento desmentido que es el privilegio de la muerte -propia- le da a la vez un parentesco estructural con la diferencia de los sexos y la castración, pero también con la traza enigmática del padre muerto", y encuentra que aquí nace un recorrido en la obra de Freud que "pasando por la identificación primordial, encontrará su acabamiento en el trabajo sobre la Ichspaltung, sobre la división del sujeto." Acá me surge una segunda pregunta: ¿cuáles son las consecuencias clíncias de asimilar la Ichspaltung (la "escición" del yo) al concepto "división del sujeto"? En otros términos: si la no-inscripción de la muerte -propia- es para todos los sujetos, pero a la vez esto es pensado en términos de la Ichspaltung y la Verleugnung, estos mecanismos -al participar de la constitución subjetiva- tendrían un alcance más vasto que el específicamente formulado por Freud en "El fetichismo" para la Verleugnung. Así la Spaltung -en su proximidad conceptual con la Verleugnung- queda planteada como una forma de la división subjetiva y el psicoanálisis podría operar allí. Tema para el que se propone: De mi lectura surge que este trabajo es pertinente tanto para "El inconsciente estructurado como un lenguaje" como para "El inconsciente como ética." lecture de MOISES AZARETZKY |