Lo inconsciente ¿es estructurado como un lenguaje?

HARARI Roberto


  • Introducción.
  • El apotegma "Lo inconsciente es estructurado como un lenguaje" ha pasado a formar parte del acervo cultural del siglo marcado por el psicoanálisis. Mediante el mismo, Lacan procuró cernir un trazo definitorio e irrecusable del sujeto de lo inconsciente: en efecto, se trata de que este no comporta sino los efectos de su institución en tanto ser hablante.(1) Siendo tributario, así, del lenguaje ¿alcanza dicho apotegma para dar cuenta acabada de los "avances lacanianos" referidos a lo inconsciente freudiano? A mi juicio, esta pregunta retórica debe ser respondida de modo negativo; a su validación, por ende, están dedicadas estas líneas.

  • Desabonado de lo inconsciente.
  • El reencuentro con Joyce lanza a Lacan al diseño de su última reconsideración acerca de lo implicado por los efectos del lenguaje en la posición subjetiva, tanto como de la "reacción" –no sin un goce ya no fálico ni místico– de esta última ante esos efectos. ¿De qué se trata? De lo señalado por su concepto: "desabonado de lo inconsciente".(2) Si el abono compromete al sujeto a un pago adelantado por la recepción de un bien por el cual apuesta que habrá de obtener –de modo regular, periodizado y recurrente– un recupero de goce, el desabono, claro, marca la ruptura con tal apuesta. Por ende, dejando de gozar de lo inconsciente que lo determina, (3) el sujeto, sin suspiro ni nostalgia, se desamarra –mediante la pulsión de muerte– de un ensamble significante que, como S1, lo mantenía subsumido ante la representación que lo representaba. Sí: desatamiento, desvinculación, quiebra del abono Automaton, para abrirse a la indeterminación, a algún azaroso encuentro Tújico.

  • Una autocrítica de Lacan.
  • Ya el Seminario 21 contenía una inusual autocrítica de Lacan: afirmaba allí que la presunta conexión forzosa e insoslayable vigente entre dos significantes constituía "un error".(4) A mi entender, Lacan puede realizar esta objeción debido a que la clínica desplegada por la lógica borromea le permite concebir un tipo distinto al de la cadena significante. Es que la borromea requiere la independencia mutua de los dos eslabones iniciales –meramente superpuestos, y haciendo falso agujero entre ellos–, (5) mientras que la cadena significante se escribe como vincularmente olímpica, esto es, entrelazada. Por eso la borromea da cuenta de una movilidad y de una autonomía de lo material del significante –o sea, de la letra–, lo cual modifica, de por sí, la usual modalidad canónica definitoria del sujeto.

  • ¿Sólo sujeto dividido?
  • En efecto, el sujeto representaba a un significante ante –o para– otro significante; ahora bien, si se quiebra la interremisión significante, se cancela a la par la concepción del sujeto definida por su intermedio. Por eso no cabe sorprenderse ante la circunstancia de que el "último Lacan" avance, junto al desabono de lo inconsciente y a la lógica borromea no olímpica, su noción escrita como LOM. (6) Sí, se trata de una homofonía de l’homme, ‘el hombre’. ¿Vuelve, entonces, a una idea caduca y harto denostada por él en tanto prejuicio propio del humus? ¿Es un retorno de lo indiviso? Puede aceptarse que se trata de un retorno con diferencia, pues esta surge al percatarnos de la indicación dada por lo escrito por LOM: es un significante nuevo, el cual cobra entidad por la escritura, ya que desde lo fónico resulta semejante. Entonces: no partición ilimitada, sino división acotada a lo Simbólico, y autonomía de LOM para rescatar, como acto, el potencial del lenguaje, desabonado ya del aludido registro.

  • Homofonía, y no tan sólo homonimia.
  • El significante LOM, en acto, acota un proceder al analista, porque lo convida a no asociar indefinidamente basándose en la imprescriptible polisemia de todo significante consolidado en la lengua. En cambio, le enseña a deshacer y a recomponer los vocablos sosteniendo –como diría Jakobson– el "armazón fónico del lenguaje".(7) Joyce, nuevamente, muestra a Lacan el proceso –inaugurado por L. Carroll– del telescopado, del embutir las palabras hasta configurar las "mots-valise", o palabras-valija. En ellas predomina la realización de una síntesis disyuntiva –(8) al modo de "caosmos"–, lo cual señala la insuficiencia de pensar en términos de contrarios. Se sabe: este principio, el de la dialéctica, fue también objeto de la autocrítica de Lacan, quien aceptó haberse "vanagloriado" por su uso continuo.(9) Ni contrarios, ni "síntesis superadora"; en cambio, embutimientos letrinos con "goce mental" (10) que ya no dependen de las parcializaciones del cuerpo ni de las constricciones del código. Sí, porque es la ausencia del sentido (o "ausentido") la que catapulta la génesis de significantes nuevos. Se capta, por lo tanto, cuán distante se halla este proceder del cifrado por la fórmula freudiana "hacer consciente lo inconsciente (que fue preconsciente)".

  • Intraducción.
  • Como no se busca tan sólo un sentido metaforizado –dominio de lo Simbólico–, como no se procede tan sólo a través del "¿esto qué quiere decir?", como la escucha no se orienta tan sólo por el rango traductor, pues bien, por todo ello Lacan –en 1973– homenajea a Joyce como introductor de la intraducción.(11) Ya no son sólo los nombres propios los que no se traducen, pues el mismo Lacan eleva el freudiano Das Unbewusste, ‘Lo inconsciente’, a la dignidad de la intraducción al volcarlo como l’une-bévue. Intraducción interlingüística, entonces. Empero ¿se requiere siempre un principio mínimo de bilingüismo para intraducir? No, porque LOM es bífido, aunque hable un solo idioma, pues este siempre se bifurca, siempre toma otras vías, siempre acepta –y demanda– desvíos del orden del clinamen.(12) ¿Es que no son todos intraducidos y bífidamente homofónicos los títulos de los Seminarios de Lacan que van del 19 al 24 (inclusive)?

  • Lalengua.
  • Autocriticada también por Lacan su –prácticamente inicial– adscripción a la lingüística, (13) puede comprobarse cómo ésta es relevada por la linguisterie, palabra-valija que embute a la aludida disciplina con la histeria. (Por eso, en castellano, corresponde intraducir "linguhisteria"). Así, el "objeto" de esta cuasiparódica "nueva rama del conocimiento" se designa lalengua. En efecto: abrogado el artículo gramatical como elemento independiente, se depone al mismo tiempo el reenvío a lo universal. Por otro lado, cifra el alcance de la lengua materna –que es la de la madre con su bebé–, indicada por el laleo, por la lalación escrita en las letras iniciales de dicho vocablo neológico. Pero ¿entonces lalengua constituirá algún fondo de saco inconsciente, en tanto residuo de trazos primitivos, arcaicos? ¿Es lalengua el trasfondo elemental de la lengua, acaso? En modo alguno, pues la indicación de Lacan radica en tratar a todas y cada una de las palabras al modo de lo procesado con la lengua-lalengua. Indicación de otra modalidad de escucha, convite a una operatoria específica del analista ya no trabajando con lo Simbólico generalizado. Sí: lalengua es tal debido a la praxis del analista con lo Real del lenguaje: por puntas, por trozos, "sin ley ni orden", (14) instrumentando un cabal forzaje.(15)

  • Conclusión.
  • A la luz de lo expuesto quizás pueda captarse el porqué de las sostenidas críticas del "último Lacan" a lo inconsciente –"lucubración", "deducción supuesta", y similares–, las cuales rematan en la siguiente aseveración de su Seminario 25: "La hipótesis acerca de que lo inconsciente sea una extrapolación no es absurda, y constituye precisamente el porqué del recurso de Freud a lo que se denomina la pulsión".(16) Porque la pulsión, en efecto, permite nuevas inscripciones, desatando los significantes que amarran un goce sintomático parasitario, conduciéndolos de acuerdo con un régimen que la teoría del caos denomina de "atractores extraños".(17) Sí: de un caos ordenado que pone en cuestión el "equilibrio" sostenido por el goce fálico del síntoma, promoviendo en su lugar la identificación con el sinthoma.(18)


    Referencias bibliográficas.

    1. J. Lacan, "Posición de lo inconsciente", Escritos II, Siglo XXI, México, 1975, p. 366.
    2. J. Lacan, "Joyce le symptôme I", AA.VV., Joyce avec Lacan, Navarin, Paris, 1987, pp. 24/25.
    3. J. Lacan, Séminaire "R.S.I.", 22, clase del 18/2/75, inédita.
    4. J. Lacan, Séminaire "Les non-dupes errent", 21, clase del 11/12/73, inédita.
    5. R. Harari, Les noms de Joyce. Sur une lecture de Lacan, L’Harmattan, Paris, 1999, pp. 25/26.
    6. J. Lacan, "Joyce le Symptôme", AA.VV., Joyce et Paris. 1902…1920 – 1940…1975, PUL-CNRS, Lille-Paris, 1979, pp. 13/16.
    7. R. Jakobson – Linda Waugh, La charpente phonique du langage, Minuit, Paris, 1980.
    8. G. Deleuze, Lógica del sentido, Barral, Barcelona, 1971, pp. 62/68.
    9. J. Lacan, "Discours de clôture. Journées d’étude des cartels de l’École Freudienne", Lettres de l’École Freudienne de Paris, 18, 13/4/75.
    10. J. Lacan, Séminaire "…ou pire", 19, clase del 8/3/72, inédita.
    11. J. Lacan, "Postface", Séminaire "Les quatre concepts fondamentaux de la psychanalyse", 11, Seuil, Paris, 1973, p. 252.
    12. R. Harari, "Inconsciente: clivaje; sinthoma: clinamen", La pulsión es turbulenta como el lenguaje. Ensayos de psicoanálisis caótico, del Serbal, Barcelona, en prensa.
    13. J. Lacan, Séminaire "L’insu que sait de l’une-bévue s’aile à mourre", 24, clase del 19/4/77, inédita.
    14. J. Lacan, Séminaire "Le Sinthome", 23, clase del 13/4/76, inédita.
    15. J. Lacan, Séminaire "L’insu…" (cit.), idem ut supra.
    16. J. Lacan, Séminaire "Le moment de conclure", 25, clase del 15/11/77, inédita.
    17. R. Harari, "Caos sexual en objetos disipativos", Las disipaciones de lo inconsciente, Amorrortu, Buenos Aires, 1997, pp. 129/135.
    18. J. Lacan, Séminaire "L’insu…" (cit.), clase del 16/11/76, inédita.