CONVERGENCIA:
REFLEXIONES, IDEAS Y PROBLEMAS FUNDACIONALES

ESTACOLCHIC Ricardo


Me parece oportuno recordar alguno de los diversos problemas que padecemos en tanto concurrentes a una reunión, a una "convergencia" entre psicoanalistas.
Dichos problemas aparecen pronto, como se sabe. Basta leer el "Acta de Fundación" que hemos firmado en Barcelona el 30/10/98.
Allí se declara que: "[...] El psicoanálisis continúa. Fundado por Freud y después de la muerte de Lacan, existe en su discurso. Esta persistencia supone un acto suplementario: el de deducir del discurso otro tipo de lazo entre psicoanalistas".
De inmediato, están anotados los objetivos del movimiento. Entre ellos, en el ítem "2" leemos: "[...] multiplicar y estimular los lazos entre quienes lo practican, para favorecer el intercambio y la discusión".
En ese espíritu, con el que no se puede menos que acordar, subrayé ciertas cuestiones del documento que me parecen dudosas.
En la 2da. Página del "Acta" se afirma que el psicoanálisis está "[...] llamado a dar lugar al sujeto allí donde la ciencia lo forcluye; rompiendo, así, con cualquier doctrina que se justificaría mediante el realismo de los universales".
Solicito no olvidar esto último: que el psicoanálisis "rompe" (subrayado R. E.) con el realismo de los universales, porque vamos a encontrar en la continuación del mismo documento argumentos que se basan en los llamados "universales".

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Algo más adelante, el "Acta" procura caracterizar el malestar actual en la cultura. Menciona la ideología psicoterapéutica, las tecnociencias y la religión. Cada una ha merecido un párrafo aparte.
El párrafo "d" es el que incluye Religión, escrita con R mayúscula, así como "Luces" y "Ciencia"; no se entiende muy bien por qué razón ya que antes en los párrafos a, b y c se emplean minúsculas para escribir ideología psicoterapéutica, discurso capitalista, sujeto, verdad, inconsciente etc.
Este mísmo párrafo "d" declara que la religión "se contenta (subrayado R. E.) con obturar la falta que produce la división del sujeto, en tanto que se esfuerza en dar sentido a lo real, garantizándole un más allá mejor".
Pero: ¿es cierto, es estrictamente cierto que la religión "se contenta" con eso?
¿Acaso no es el documento quien se contenta con afirmar que es ella, la religión, quien se contenta con eso?
También es el documento quien se contenta con definir para siempre a la religión en cuatro renglones, número un poco corto si es que recordamos que el discurso religioso tiene algo así como la misma antigüedad y vigencia que el discurso a secas, o sea toda la historia humana.
Pero dejando una definición tan sintética, examinemos si es cierto que la religión se contenta con eso, con obturar la división subjetiva.
Cualquier examen de la historia y de la actualidad provee suficientes elementos como para pensar que el discurso religioso ha producido o al menos propiciado una cantidad de cosas más. Por ejemplo varios teóricos y teólogos con cuyos escritos Lacan trabajó bastante, San Agustín, Santo Tomás, Nicolás de Cusa, Pasacal, Spinoza, etc. ni hablemos del arte, la arquitectura, la política, la ética, la educación, la filosofía, la guerra, las fundaciones, las destrucciones y tantas otras cosas.
Lacan no se contentó con eso (con declarar que la religión se contenta con eso). Se interesó en el relato de la costilla de Adán, en el de la zarza ardiente, en la estructura de la "Apuesta de Pascal". También estuvo atareado en el discurso místico, como posibilidad de acceso a la estructura del Otro goce, y es evidente que dicho discurso místico reconoce su fuente en la religión.

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El punto "d" viene después de mencionar los discursos que incrementan el malestar cultural. Son la ideología psicoterapéutica, las tecnociencias y la religión.
Dice: "[...] Todos (subrayado R. E.) estos discursos producen enunciados universales..."
¡Todos! Un párrafo que procura oponerse a los enunciados universales comienza con un enunciado universal. Por lo demás, se había establecido anteriormente que el psicoanálisis no se basaba en enunciados universales.

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El punto "g" dice: [...] Estos discursos (entiéndase "todos") acentúan el malestar que ellos provocan desconociendo la dimensión de la historia. Para ello, se dedican a negar el pasado y a reducir el trabajo de la memoria a una simple clasificación..."
Examinemos esto ¿acentúan el malestar que ellos provocan? ¿provocan o acentúan?
No parece la misma cosa.
¿Es cierto que los discursos no psicoanalíticos provocan el malestar?
¿No sería más justo decir que son respuestas?
Otras respuestas. Acaso equivocadas, fallidas, falaces, lo que se quiera, pero afirmar que son la causa del malestar parece aventurado. Por ejemplo, la tecnociencia: ¿provoca el malestar o procura un modo (discutible) de contestación?
Decir que todos desconocen la dimensión histórica no parece lo mejor. Ábrase cualquier texto de ciencia y se encontrará información, a veces abundante, acerca de cómo se pensaban las cosas antes, después y ahora, las revoluciones y virajes, la revisión de los asuntos, etc.
El discurso religioso no habla de otra cosa que de la historia, el génesis, el paraíso perdido, el asesinato de Abel, el diluvio, la llegada del Mesías. Asístase a cualquier ceremonia religiosa y se verá la dimensión histórica representada. De manera que no niegan la historia, sino que la leen de otro modo, por cierto que no utilizan nociones como "retorno de lo reprimido", "represión primaria", etc. No lo hacen pero tampoco lo pretenden.

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Además, surgen dudas acerca de si se han evaluado bastante los diversos efectos de sentido de cada discurso en su manera particular (¡pero muy diferente!) De "negar la historia", incluso las diferencias entre discursos religiosos.
Tal vez no sean equivalentes en sus efectos de sentido, (ya sea negando la historia o contentándose con dar sentido) el budismo, el integrismo, el protestantismo, etc., etc.

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Para finalizar esta nota, diré que si hay tecnociencias y religión, si la oferta de tales discursos genera demandas, es también porque hay sujetos. Y que una lógica oposicional de lo bueno y lo malo, o sea de estructura rivalizante, acaso no sea la más acertada. Estas oposiciones impregnan la mayoría de los discursos generados por las tecnociencias y la religión.

Buenos Aires, Argentina,
Septiembre 2000