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Incidencias del único invento de Lacan, el objeto
'a':
Un plus al inconciente estructurado como un lenguaje
DIAZ Guillermina (1)
Quiero poner para la discusión, en el Congreso de Convergencia,
algunas cuestiones que forman parte de mi práctica y de mis teorizaciones
desde hace algún tiempo, y lo hago con la hipótesis que
está enunciada en mi título, y la introduzco con una cita
de Freud.
"En los sueños mejor interpretados solemos vernos obligados
a dejar en tinieblas determinado punto, pues advertimos un punto de convergencia
de las ideas latentes, un nudo imposible de desatar, pero que no ha aportado
elementos al contenido manifiesto. Esto es lo que podemos considerar el
ombligo del sueño, o sea el punto por el que se halla ligado a
lo desconocido. Las ideas latentes descubiertas en un análisis
no llegan nunca a un límite y tenemos que dejarlas perderse en
el tejido reticular de nuestro mundo intelectual. De una parte más
densa de este tejido se eleva luego el deseo del sueño."
(2)
Encontré en este ombligo del sueño, en este punto por el
que el tejido reticular de nuestro mundo intelectual se halla ligado a
lo desconocido, y de cuya parte más densa se eleva el deseo del
sueño, algo que me pareció la más precisa noción
freudiana de un plus al tejido reticular del inconciente, plus causa del
deseo, causa del descompletamiento del universo de las representaciones.
Este punto fue, rápidamente, destacado por Lacan desde los comienzos
de su teoría del significante y del inconciente estructurado como
un lenguaje; así en La instancia de la letra en el inconciente,
es un resto indefectible de toda operación significante que tenga
por efecto al sujeto, y está formalizado, primero en la s de la
significación y luego como el objeto metonímico, objeto
tras el cual marcha el deseo.
Luego, despaciosamente, este plus del inconciente nos será presentando:
a) como adalma, ornato mínimo que es un plus de la alteridad, en
el seminario sobre La transferencia
;
b) después, como punto por el que se halla ligado a lo desconocido,
es el objeto de La angustia - el Seminario X -, que viene a dibujar al
Etwas de la fórmula de Freud (Angst ----- vor ----- Etwas);
c) dividiendo al sujeto, extrañándose de lo simbólico
del inconciente bajo la forma perceptible de la voz, la mirada y el objeto
de sacrificio a los dioses obscuros en Los cuatro conceptos
;
d) como ese objeto, referente del corte, cuyo efecto es el sujeto en Los
problemas cruciales
;
e) como lo más propiamente libidinal, escindido de mí y
efectivamente percibido en el campo del perceptum - efectuando ese extraño
modo de la división subjetiva que no es ni heterogénea ni
homogénea, sino "no-homogénea" -, señoréa
todo el año dedicado a El objeto del psicoanálisis;
f) dibujado en la escritura de la localización del analista en
su caída del Sujeto supuesto Saber, que hubo presentificado el
inconciente en la cura, lo encontramos en El acto psicoanalítico;
g) luego está indicado muy precisamente como un plus de S2, plus
sin cuya caída, que lo instala allí como un cuarto elemento,
no hay efecto sujeto en el "discurso sin palabras", en De un
Otro al otro y en El reverso del psicoanálisis ;(3)
h) está en Encore como escritura de la substancia gozante del sujeto
y lectura del amor;
i) será condición manipulable de la diferencia entre tres
y trenza - otra vez nudo imposible de desatar, calce que constituye la
parte más densa de ese tejido reticular, desde donde se eleva luego
el deseo -, a partir de la introducción del nudo borroméo
y de la escritura nodal; y hasta el final de la enseñanza de su
inventor.
Así, insistiendo, despaciosamente, el único invento de
Lacan, persigue, ilumina, encuentra, llama, angustia, identifica a su
inventor quien, fiel al inconciente freudiano y obrando "con"
su invento, no cesa de ir más lejos.
El objeto 'a' - su único invento - aproxima Lacan a Freud en relación
con ese punto de la cita de la Traumdeutung con el que comencé.
Lo aproxima en tanto inventor; y a la vez, es preciso reconocerlo, lo
separa por ese mismo hecho ya que, de un invento, lo menos que se puede
decir es que es algo que no estaba, que es algo que separa las aguas.
Y a partir de esta separación nos interroga, como analistas, sobre
las consecuencias de este avance lacaniano sobre el inconciente freudiano
y sobre las diferencias que dichas consecuencias habrían determinado
en nuestra práctica, al menos, en la siguiente enumeración
que no es taxativa:
1) En la instalación de un análisis
2) En la efectuación del "Discurso del analista", en
cuyo lugar de "agente" está el objeto a.
3) En la psicopatología freudiana - aquella devenida de los destinos
de la representación en el inconciente: represión, renegación,
repudio- y especialmente en aquellas reacciones que tienen por referencia
un avatar del objeto: ya sea por encuentro: la angustia, la fobia, el
fetichismo. Ya sea por pérdida: el duelo, la melancolía,
la depresión.
4) En la fundamentación de intervenciones que no podrían
ser llamadas, sensu strictu, interpretaciones, si llamamos interpretación
a aquella intervención que encuentra su fundamento en una formación
del inconciente..
5) En la relación entre el arte y el psicoanálisis. Especialmente
en aquella relación fundada en los desarrollos de ese recurso freudiano
que él llamó sublimación y al que, evidentemente,
Lacan no logra acompañar desde aquel momento en el que define a
la sublimación como: pasar el objeto a la dignidad de la Cosa;
y hasta el momento en el que dice que la misma no es forzosamente arte,
sino que puede ser otra cosa, algo que reproduzca la falta girando en
torno del objeto 'a'.
6) En los finales de análisis, renovando el alcance freudiano de
terminable e interminable, con la introducción de la diferencia
entre objeto 'a' y -fi; tal como lo hace en la Proposición del
9 de Octubre y en El acto psicoanalítico.
7) En relación con la concepción freudiana de que: Psiqué
es extensión, cuando el objeto 'a', como la voz y como la mirada,
nos ofrece la posiblidad de explorar, junto con nuestros analizantes,
los desfallecimientos en la constitución de la extensión.
8) En el abordaje de lo que nos enseñan las adicciones, los transtornos
ante la ausencia de lo que el pecado capital nombraba como "gula",
o la extraña sexualidad, no propiamente fetichista, con los objetos
'a', voz y mirada.
Una ilustración para este planteo: encontré que a pesar
de que Lacan no hizo referencias explícitas a la fobia en el Seminario
XI, en los capítulos sobre El ojo y la mirada nos entrega elementos
que son fundamentales para el abordaje de una estructura de algunas fobias
como aquellas en las que se hace presente un desfallecimiento de ese punto
en el que se constituye, cada vez, en cada pulsación, el espacio
y el cuadro en el que la mirada sitúa al sujeto; elementos que,
evidentemente, quedan por fuera del tejido reticular del inconciente,
y por lo tanto del abordaje psicoanalítico.
Esto cobra actualidad en tanto se constata un retorno al modo en que
la
fobia se presentaba con más frecuencia en los tiempos en que la
misma fuera
descripta por Wesphal y Legrand - según el relato de S. Vallon
en L´espace
et la phobie -, modo al que, como entonces, se nombra "ataque de
pánico" o "agorafobia" y en el cual se muestra evidentemente
que el núcleo
de esta modalidad estructural está referido al espacio y al circuito
pulsional escópico y que, por lo tanto, toma una función
privilegiada en la
cura la inclusión, como plus del inconciente estructurado como
un lenguaje, del objeto "a" como mirada, abriendo interrogantes
sobre los alcances
que tendría el aceptar en la transferencia el lugar de este objeto,
y el riesgo, al no aceptarlo, de impedir la efectuación de la función
del inconciente.
Termino transmitiendo una pregunta: ¿Podremos, los psicoanalistas,
estar a la altura del avance lacaniano implicado en este invento que nos
pone en el centro de la actualidad de la cultura y sus avatares?
- AME en la Escuela de Psicoanálisis Sigmund Freud - Rosario.
T: 00-54-341-4250805 - E-Mail: diazromero@infovia.com.ar
- S. Freud - "La interpretación de los sueños"
- Capítulo 7 - A) El olvido de los sueños.
- J. Lacan - L´anvers de la psychanalyse - Seuil - París
- p. 13.
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