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AMOR Y TRANSFERENCIA
CARLOS Ana Cristina
La transferencia es uno de los ejes centrales donde se apoya la experiencia
analítica.
El amor es uno de los conceptos fundamentales para interrogar la práctica
analítica, en tanto funda la entrada a un psicoanálisis.
Uno de los principales avances lacanianos será la puesta en posición
del amor a la luz de la lógica del fantasma, inaugurando así
una lectura inédita del amor y su vertiente real - simbólico
- imaginario.
El amor se dirige al saber inconsciente, amor a los significantes del
inconsciente. El sujeto va a la búsqueda de la verdad, verdad que
se encuentra encarnada en sus síntomas.
La transferencia analítica es un verdadero acontecimiento en la
historia de un sujeto, y es desde ese lugar que se constituye el lugar
del sujeto supuesto saber en su articulación con el síntoma,
primer tiempo del amor que se constituirá en la puerta de entrada
al dispositivo analítico. Escenario donde se pondrán en
juego los significantes fundamentales de una historia que serán
articulados en la presencia real del analista y puestos en acto en la
repetición. Reflejo de una verdad que sólo por ser real,
será sólo un decir a medias en la interpretación
del inconsciente, en su estructura de lenguaje y en su dimensión
de metáfora poética. La transferencia contiene un valor
de creación de una realidad inexistente que sitúa el amor
como metáfora de un acontecimiento.
La transferencia en tanto metáfora del amor supone que el analista
opere haciéndose soporte del objeto "a ", para ser arrojado
de ese lugar. Fractura, franqueamiento del sujeto supuesto saber. La dimensión
creacionista de la transferencia, inaugura una historia inédita
que es la historia de la transferencia, un nuevo orden para el sujeto
hablante.
Desde esta perspectiva el amor, en su esencia de engaño, será
situado como soporte del error, la mentira, el engaño ya que el
amor se presenta como pasión narcisista por excelencia. Nos mostrará
las posiciones subjetivas del ser que se pondrán en acto en transferencia
y se podrán ubicar en los ideales que el amor sostiene los goces
a los que sirven.
Por ello el aporte lacaniano del fantasma nos ubicará dentro de
un estatuto justo en relación al amor, el deseo y el goce.
Tomaré el valor de la poética del amor cortés, tema
que estoy investigando en un cartel ya que comporta una dimensión
ética, como modelo en la interrogación del amor.
- El valor de la puesta en marcha de una concepción del amor,
marcando un progreso cultural fundamental y el surgimiento del ideal
centrado en el objeto femenino.
- Modelo que marca la universalidad de ciertos fantasmas que estarán
presentes en el patrimonio imaginario de cada sujeto como fundante del
amor en lo imaginario.
- El culto del objeto idealizado y su articulación como condición
de la transferencia. Constitución del ideal como puerta de entrada
a la instalación del S.S.S.
- La posibilidad de situar la problemática del objeto femenino,
en tanto enigmático y ambiguo. La figura de LA mujer como objeto
absoluto, instaurando un vació central.
- El amor cortés, y la relación, del S.S.S. en tanto sólo
en la vía de que el amor es el amor cortés, por lo imposible
del encuentro con el objeto, se situará el verdadero estatuto
del amor que abrirá la dimensión creacionista de la metáfora.
¿Porqué Jacques Lacan ubicó al amor cortés
como un avance fundamental en la historia de la cultura?
Porque funda el lugar de lo absoluto y lo interdicto, sublimación
alrededor del objeto femenino, inscripción de un significante,
la dama, donde se revela el estatuto de lo imaginario para mostrarnos
cómo la instalación del culto del objeto idealizado es un
verdadero progreso cultural.
Nos mostrará, a través de la escritura poética, el
valor de los fantasmas y su universalidad. El amor y lo cómico,
el amor y el sufrimiento. Cuestiones universales que siguen siendo el
material de nuestros fantasmas.
El psicoanálisis va a profundizar las condiciones de amor, haciendo
de ello, el modo en que el objeto se convertirá en algo preferible.
Respecto del estatuto de la mujer como objeto absoluto, concierne a que,
en esta poética, la mujer va a quedar vaciada de sustancia real
al ser tomada como objeto de deseo, en razón de que al ser al que
se dirigen los poetas, si bien estaban soportados por una mujer, su acceso
se consideraba como imposible, en tanto al ser al que se dirigen es un
ser de significante, un objeto para representar la existencia de un vacío,
que será poblado por las diferentes formaciones imaginarias en
tanto el fantasma es el sostén del deseo.
El lugar del analista comporta la entrada en función de una ficción.
Se le exige al analista un grado de sublimación libidinal para
poder operar. Ana O. y Breuer nos muestran acerca de esta opacidad de
la transferencia. ¿Cómo el analista debe operar honestamente
con sus deseos? El modelo de LA dama en el amor cortés nos permitirá
situar, cómo un objeto está hecho para representar la existencia
del vacío en el centro de lo real, el objeto femenino se introduce
por la muy singular puerta de la privación y de la inaccesibilidad.
Posibilidad que tiene su existencia en un mundo de lenguaje en tanto siempre
existe una distancia entre el objeto y la cosa, tachadura del lugar de
la persona. Hay un objeto interdicto, que funda lo real. Principio ineludible.
La lectura que Lacan ha realizado de la literatura medieval nos ofrece
la riqueza de esta poética para rescatar el lugar del objeto interdicto
y cuál es el valor, para el neurótico, de sus fantasmas,
verdad o mentira, importa la marca que quedó impresa en la piel,
goce del cuerpo, que se expresa por el significante.
Partimos del ideal como condición de la transferencia. La transferencia
es para el sujeto hablante la entrada de un nuevo orden en tanto el amor
es una metáfora, ese amor que el sujeto va a fundar allí
en torno a un ideal será el desafío que el analista tendrá
que tomar, en tanto estar advertido sobre las trampas del amor y para
que este lugar del amor permita ser franqueado, equivocado, errar en su
camino.
El amor es goce.
Encuentro con el amor, con un goce que el fantasma oculta en nombre de
una pasión, pasión que hace a la ignorancia del deseo. Al
igual que el amor cortés, se tratará de hacer entrar las
verdades del amor y los ideales, que engendran los goce que el amor sostiene.
El analista opera con el rehusamiento, con la posibilidad de dejar ese
lugar vacante, ese vacío en el centro de lo real. Posibilidad de
representar, de semblantear, de no ser nunca lo que allí se propone.
Para proponerse a entrar como supuesto en el fantasma debe operar con
el rehusamiento de toda posibilidad del encuentro corporal. Es con su
falta que el analista interpreta porque sabe que no hay ningún
lugar donde se asiente el saber absoluto.
El amor es lo imaginario de cada uno, y es por ello que necesita esa
raíz de lo imposible, donde el procesamiento de los ideales del
amor abrirá una nueva versión del amor que permita conjugarse
con un deseo siempre a distancia de su objeto y establecer un vínculo
social, que sólo el discurso analítico nos permite.
FUNDACIÓN DISCURSO <> FREUDIANO ESCUELA DE PSICOANÁLISIS
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