EFECTO INCONSCIENTE DE LO FANTÁSTICO EN HAMLET

BOLOTIN Sylvia Beatriz


"Lo fantástico sobrenatural o insólito, anormal o monstruoso,hace sospechar la existencia de un

orden oculto". Bella Jozef _

 

 

Con Hamlet y con Julio Cesar (1599-60) que lo anuncia, estamos en el ciclo llamado negro de las grandes tragedias, donde no se trata de un renvío a las impúdicas y atroces verdades, sino que los personajes parecieran adaptarse, en una negación sin recursos ante el espanto de una intolerable aparición.

Hamlet fue escrita en 1601, o 1602, por William Shakespeare después de la muerte de su padre y Romeo y Julieta (1595-96) nos llega como una sinfonía de duelo perenne sobre amores apasionados a su hijo Hamnet que murió en 1596 a los once años. Realizando conjeturas en mi imaginario de lectora, se percibe a un Hamlet, como fenómeno de resonancia a la desaparición del hijo y del padre, pero como antitesis en relación a Romeo y Julieta, donde Hamnet recibe un homenaje inmortal con un aroma nostálgico por la separación de William y Anne Hathaway. Se constata que entre la estructura del lenguaje en Hamlet aparecen representaciones de pasiones criminales, donde hace falta saber el origen de la sepultura del símbolo con respecto al concepto de iluminación, que serían Hamnet, el padre, Anne... Estos símbolos se esparcen y aparecen como una resurrección introducida por el concepto de lo fantástico con el personaje de Gertrudis, o la Sombra, o proyectada por Horacio, amigo de Hamlet. O bien exteriorizado con ese sujeto agotado por el "fracaso y el furor" privativo de la turbulencia trágica llevado al extremo con el príncipe. Lacan lo resume con potencia al decir que "la dimensión de lo fantástico surge cuando algo de lo imaginario del fantasma comunica lo que llega normalmente al nivel del mensaje del otro, en tanto que es el mismo Yo" (1). Entonces, el Yo del autor queda como espacio de identificaciones, donde se articularán fenómenos epifánicos, emergiendo a partir de la formalización de un inconsciente bajo las leyes de la poética.

Por otro lado, Hamlet es el paradigma del tratado del mal, del conflicto que yace en el alma, que la envuelve, y la pervierte, obnubilando la razón. Y estas condiciones serán paradójicamente la salida de héroes con las que se liberan de sus tormentos. Pero contrasta con La Tempestad y El Cuento de Invierno (1610-11), donde los personajes si bien son llamados al horror, se mueven hacia el perdón de las ofensas. Además Shakespeare destaca la belleza, la trascendencia en un mundo imaginario donde explora los trasfondos como si fuera su eximio legado del verbo.

Hamlet comienza con la muerte del padre, instalándose un clima misterioso invadido por interrogantes, intrigas y efectos especulares sometidos a la función del objeto "a" en un juego de espejos. La Sombra del padre, en acto I, escena V, dice: "Yo soy el alma de tu padre, condenada por cierto tiempo a andar errante de noche y a alimentar el fuego durante el día, hasta que estén extinguidos y purgados los torpes crímenes que en la vida cometí. De no estarme prohibido descubrir los secretos de mi prisión, podría hacerte un relato" (2). Aparece el signo de amor referido a un padre amenazador donde se intenta develar un enigma oscuro, similar al proceso del desciframiento de un sueño. Y se hace el día en esta metáfora paterna, en medio de un relato tenso donde no se conocen los suburbios del crimen. Pero una suerte de distensión adviene, cuando la Sombra le confiesa a Hamlet: "La serpiente que quitó la vida a tu padre hoy ciñe su corona" (3), anunciándole que se le vertió el veneno llamado hebona en el oído, con esa característica en Shakespeare de hacer una confesión sin confesión. "Juega aquí a través de consonancias maléficas con un término que añade lo fantástico al horror de una situación"(4). Y nos brinda una parte clave en la pieza de teatro que la distingue de "Edipo que desea y mata él mismo a su padre. En cambio, Hamlet desea pero es otro que comete el crimen. El asesinato significa para el sujeto del inconsciente, el goce compacto de su deseo parricida" (5).

Por otra parte, William Shakespeare manipula imágenes; son imágenes dobles que hacen de calambour con una doble significación como en The Ghost. Ahí adquiere una fuerza encarcelada en significantes de formaciones de lo inconsciente que conducen a significados como en los malos sueños de ambición en el acto II, escena 2; y así surgen brillos rumbo a una precisión, yendo y viniendo desde lo pintoresco hasta una sensualidad inusitada. Y corresponde subrayar a Pascal que nos aproxima a la idea que hacerse el loco sería la política del héroe moderno, y nos reúne a la locura fingida de Hamlet para lograr su propósito que enlaza la comedia con la tragedia en el drama. Shakespeare entonces salta por encima de lo sensual, lo absorbe como en la escena hermosa de la pantomima que encierra una escena mensaje de sentido que revela el crimen de Claudio, pero una vez más fracasada, porque Hamlet el indeciso no puede matarlo. Hecho que muestra que cada vez que debe representar su acto, Hamlet lo representa más tarde sometido a ese famoso To Be or Not To Be bajo ese efecto de especulación especularizante sobre el tiempo que lo encamina a una acción imposible. Hé aquí el efecto especular de "a" que se percibe también cuando el envenenador corteja a la Reina Gertrudis, produciéndose una metamorfósis con la verdad. Y se suman constantemente ideas metáforas que atacan al lector por todas partes, exhalando la sabiduría misma del poeta, rompiendo la cadencia natural de la prosa, y por esa vía adquiere una línea melódica. Con este Hamlet que le avasalló el cuerpo del padre de Ofelia. Se introduce un Hamlet cautivo entre dudas nutridas de repudios sucesivos al amor, la amistad, y al honor mismo, y aparece un héroe descorazonante. No es azaroso que se lo erija a Hamlet como el prototipo mismo del hombre atormentado, casi incapaz de un gesto que lo salvaría de la degradación de su universo donde él mismo se ahoga.

Y desembocamos en Ofelia. Una de las creaciones más sublimes entregada al romanticismo, atrapada también por la locura como si no comprendiera el por qué de la muerte de Polonio y sólo lo percibiera en un cuadro borroso. Pero su suicidio ambigüo destaca al dramaturgo en todo su esplendor. Y la tragedia empieza ahí. Entonces, en el acto V, escena I, Laertes ruge: "¡Oh! ¡Que un triple desastre caiga diez veces triplicado sobre la maldita cabeza de aquel cuyo inicuo crimen te enajenó de tu privilegiado entendimiento". Y algunas frases más tarde se oyó: "Aquí está Hamlet, el danés"(6). Momento en que expresa por vez primera su deseo de amor. La verdad inconsciente a develado la intriga; muere Claudio. Hamlet le pide a Horacio que tome el aliento para contar esta tragedia, se derrumba. El poeta le dio un sentido acumulativo al espanto ante la intolerable aparición. Y entre el más allá de injusticias prohibidas de fratricidios, adulterios, codicias, estalla lo fantástico explorando todo lo desconocido de enunciaciones reprimidas que vuelven en una letra inimitable.

 

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFIA

_ Jozef, Bella. Entre la Metafísica y el Tango, Suplemento Literario del diario Nación, 6 de agosto, 2000,Buenos Aires.

(1) pag, 89, Lacan, Jacques. Hamlet, Tragédie du Désir, 1959, París.

(2) pag, 231, Shakespeare, William. Hamlet, Obras Completas, Edición Aguilar, 1932,

Tomo 2, Madrid.

(3) pag, 231, Ibid 2.

(4) pag, 442, Shakespeare, William. Hamlet, Traduit de l'anglais par François Maguin,

Edition Bilingue Flammarion, 1995, Paris.

(5) pag, 102, Nasio, Juan David. Les Yeux de Laure, Edition Aubier, 1987, Paris.

(6) pag, 281, Ibid 2.

_ Vol,14, Encyclopaedia Universalis France, 1983, Paris

_ Derrida, Jacques. Espectros de Marx, Editorial Trotta, 1995, Madrid.

_ Kristeva, Julia. Histoires D'Amour, Edition Denoël, 1983, Paris.

_ Julien, Philippe. Seminario Inédito, Fragmento sobre Hamlet, 1990, Montevideo.

_ Dor, Joël. Introduction à la Lecture de Lacan, Edition Denoël, 1992, Paris.

 

 21 de septiembre 2000

 

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